Por Eddy Chávez Huanca
FAUSTO
TESTIMONIO DE PARTE
El Fausto de Goethe ha
servido de inspiración a multitud de obras, adaptaciones en el teatro,
musicales, influencia en obras literarias, hasta ser llevada al cine en variadas
ocasiones, no deja de ser una obra compleja, de por si el alemán es un idioma
arduo y la vastedad de su autor de pronto hace necesaria además de paciencia y
gusto por la lectura, tener un periplo cultural que respalde las primeras
ojeadas. Se percibe en ella posibilidades de imaginar el cielo, el infierno,
los placeres de la vida al punto de interrogarte como termina siendo pecado
para algunos aquello que resulta placer para otros.
Respecto de suatento
análisis, quedamos en deuda un gran número de lectores, por la magnitud de la
obra literaria, así como El Quijote, Los Miserables, igual será inagotable
los intentos de pretender su adaptación en el cine, pero no satisfacen al
espectador como si quedo complacido el lector. Así como el Quijote, preferible
es que a uno le lean Fausto o tenerla
en versión de audiolibro, que la relaten, incluso acompañado con el dramatismo
de los sonidos, y ahí el auditorio imaginarse la historia llena de tentaciones hacia
los hombres y como estos sucumben ante ellas. Cuantos trabajos existen respecto
del Derecho y el Quijote, El Alcalde de Zalamea, Alicia en el país de las maravillas, Rebelión en la granja, o el inagotable
uso de citas respecto de las recopilaciones sobre los dichos y escritos de
Cicerón en libros de retorica y argumentación, ¿habrán leído toda la obra los
articulistas?, o solo algún capitulo en particular.
El diablo como
inspiración literaria y abogadil, como es representado para, y por la gente en
diversas épocas y lugares, está relacionado con lo tenebroso, lo prohibido, el
guía al mal camino, en las películas se le recuerda que viene acompañado con el
olor a azufre, o de una tentadora mujer o varón si es el caso. El exorcista (1973), El abogado del diablo (1997), la
miniserie argentina El garante (1997)
otra adaptación meridional de Fausto (). Y en el caso de
personalidades complejas y tiranas que bien podrían ser representantes de lo
maligno esta El diablo viste a la moda (2006),
la villana Cruella de Vil en 101 Dalmatas
(1996). Al diablo con el diablo
(2000), o películas que llevan del puro titulo la palabra diablo. Hay para
todos ().
Así en la
vida y en las historias de fantasías, se veía al diablo en todo aquello que
estaba fuera de los mandatos divinos. En una época de la humanidad al encontrarse
vinculada la ley a las creencias religiosas cuanta gente ha sido torturada y
ultimada porque se creía que el demonio los poseía, gente inocente fue ultimada
porque sus juzgadores resolvían que se les había metido el maligno y la mejor
manera de expiar las culpas de los condenados en buenas cuentas ‘sacarle el
diablo’ ha sido acabando con sus vidas, hoy en día aun se ven escenas donde los
rituales acompañados del recogimiento espiritual se acompaña de sendos golpes
con la biblia en la cabeza de ‘los pecadores’. Los argumentos que pierden
objetividad y donde existen falencias al confundir el derecho con la moral se
han arrastrado desde el origen de la humanidad. A la hora de juzgar, confundir
la fe con el derecho ha sido uno de los errores históricos de mayor gravedad
para la humanidad.
ABOGADOS Y EL ¿INFRANQUEABLE ALEMAN?
José León Barandiarán
entrenaba su alemán con la lectura de Fausto, se suma a ello el interés por el
Derecho alemán, prueba de ellos son los comentarios a su constitución (). El
oficial mayor del gremio abogadil, tuvo un empírico aprendizaje del idioma
germano, utilizando películas y documentales que contenían en su mayoría
discursos propagandísticos de una época en que el nacionalsocialismo se
encontraba en apogeo, ha sido moneda corriente entre los estudiantes de derecho
acceder a la cultura jurídica alemana a través de intermediarios, es casi obligatorio
la lectura de Bromas y veras en la
jurisprudencia de Rudolf von
Jhering, Metodología de la ciencia del
Derecho de Karl Larenz o Teoría
General del Estado de Georg Jellinek, todas ellas sendas traducciones
foráneas, que le sumaban un grado más de dificultad. El foro
limeño no fue ajeno a Goethe, recepcionaba con inquietud sus trabajos, llegando
incluso el Colegio
de Abogados de Lima a ofrecerle un homenaje:
HOMENAJE
A GOETHE
«El 28 de agosto último se conmemoró el segundo
centenario del nacimiento de Johann Wolfgang Goethe, la figura más
representativa del espíritu alemán: el maestro de la meditación del
universo y de la vida, el pensador y poeta de alcance universal que alcanzó
a vivificar el pensamiento y la cultura de occidente. […] El tema sobre la
vida, que forma desde los primeros tiempos la nota diferencial de sus
pensamientos y sobre la cual insiste constantemente, no es más que uno de
los elementos de su concepción total, una concepción que sólo resulta completa
cuando se le agrega el término ‘belleza’. Poesía y belleza quedan por tanto
integrados en su filosofía porque una y otra se relacionan
fundamentalmente. Goethe nos enseña así que la vida, en cuanta cuestión
capital de la filosofía misma, es tema de superlativo interés para el
pensamiento. Por eso, su obra ejerce influencia espiritual en el siglo
XVIII y aun sigue viviendo en el siglo XX, como si el mundo de estos
tiempos —enteramente diferente al suyo— fuese también de él. Y es que esta
figura —la más representativa del espíritu alemán—, gran creador de cultura
y de poesía, abogado y filósofo, artista y literato, hombre de ciencia y
dramaturgo, biólogo y naturalista, etc., poseyó una fina sensibilidad por
todo aquello que significaba meditación del universo y asomo a la vida y a
veces para alcanzarlos. Hoy que en América se celebra el bi-centenario de
la fecha del nacimiento del Genio, REVISTA
DEL FORO se une a este exigente deber de cultura, convencida de que
nadie entre los mortales ha merecido mejor que él esta ofrenda de homenaje»
Colegio de Abogados de
Lima - Revista del Foro
Año XXXVI
Julio-Septiembre 1949. Número III. pp. 275-276.
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El cuentista Julio Ramón
Ribeyro en sus relatos íntimos, además de manifestar las tribulaciones sobre su
vida y su vínculo con la escritura, retrata pasajes de su contacto con otras
culturas a través del idioma, destacando las características del alemán:
«¿En qué medida el hecho de hablar una nueva lengua
crea una nueva personalidad? ¿Nuestra naturaleza es tan poderosa que puede
utilizar a su servicio, sin traicionarse, un nuevo sistema de expresión? H., en
español, es comunicativo, cariñoso, atento, sensible, pródigo. En alemán es
seco, reservado, tímido, orgulloso, económico. Cuando dice: ‘Aquí tengo treinta
centavos’, los gasta con facilidad. Cuando dice: ‘Hier habe ich dreizig Pfennig’,
piensa dos veces antes de hacerlo» ().
En las
cartas que le escribiera a su hermano Juan Antonio, en una de ellas le cuenta
respecto de una ópera que apreció en París basada en Madame Buterfly, donde destaca su romanticismo y anota también las
falencias de la puesta en escena, en razón de ello, compara a los italianos con
los alemanes, donde le reconoce a los primeros que son visibles dominantes de
«un gran sector de la ópera porque son claros y luminosos como buenos
meridionales», y respecto de los alemanes señala:
«Pero hay que ver a los alemanes… ‘¡esos alemanes!’,
como dice un amigo mío. Los cuentos de
Hoffmann es una obra maestra. Me parece que los alemanes se preocupan más
por la unidad del drama, ensamblan mejor la música con las voces y tienen mucho
más fantasía y al mismo tiempo más profundidad» ().
El
aprendizaje del idioma germano ha resultado laborioso, y así lo testimonian
historiadores, abogados y literatos, Jorge Basadre Grohmann se sirvió de mucho al
haber transitado por el colegio alemán en su adolescencia, del mismo modo
Vargas Llosa relata los reparos que le ocasiono el idioma, para Julio Ramón Ribeyro no fue la excepción:
«Mis dificultades con la lengua alemana son hasta el
momento ‘insuperables’, te juro que es una lengua endemoniada que sólo se puede
aprender estudiándola. El francés penetra por ósmosis, el inglés depende de
tres o cuatro recetas invariables, pero el alemán hay que conquistarlo a
cabezazos, como se conquista una plaza fuerte o una mujer» ()
DIABLOS
ANDINOS
«Súpay [Diablo]: En el Perú antiguo, era
la encarnación de los espíritus malignos que acechan al hombre, deparándole
enfermedades o desgracias. Se creía que la oscuridad le era propicia, y por
ello se le temía cuando el Sol se ocultaba en el horizonte; pero aun durante el
día se aguardaba su presencia en las cavernas y las quebradas profundas, así
como en los lugares oscuros. Era la potencia del mal y la destrucción».
Diccionario
enciclopédico del Perú
Alberto Tauro del
Pino
Si hay relatos del hijo
de Dios predicando por las costas peruanas, también existen las historias andinas respecto del ángel caído,
sobre todo aquellas de carácter agrícola —sin ser el Perú tal—, de ejemplo esta
el cuento de la cosecha de papas, o del inventor del Ichu, incluso hasta
tenemos una danza puneña llamada Diablada,
el Chullachaqui es parte del imaginario popular amazónico, su nombre deriva de
la conjunción de los vocablos quechuas, ‘chulla’ que significa desigual o
disparejo y el vocablo ‘chaqui’ que significa pies, existe la creencia de que es
un diablo burlón de la selva peruana, que hace apariciones y se lleva a la
gente, su figura tiene el pie izquierdo distinto y emana un hedor
característico, las personas tienen al rezo como antídoto para evitarlo, señala
el relato, que sus víctimas favoritas suelen ser los niños, probablemente
basado en un mensaje de aquello que no debieran hacer o donde no deberían ir
por ser peligroso, y la mejor manera de lograr resultados es identificar este
peligro con el diablo.
Hasta canciones, la
mayoría de ellas relacionadas al mundo del minero artesanal o al amor fallido. No juegues con el diablo fue rescatada
del olvido y divulgada por músicos contemporáneos, la diablada puneña data sus
leyendas desde el siglo XVI, la canción Fantasía
de tijeras que manifiesta las tribulaciones y rituales del danzante de
tijeras, incorpora asimismo al arpista Máximo Damián que relata en un español
masticado por ser quechua hablante —este arpista alguna vez hizo música con
José María Arguedas— de Miky González en su disco Inka Beats de estilo Chill
Out:
«[…]
Danzante es diablo, arpista es supaywasi, Violinista es ‘toca cruz’ y ya casi
santo. Danzante llevan una cola y por eso dicen diablo, El arpa tiene hueco y es
como una casa por eso dicen supaywasi, A violín dice, que violín toda la vida
está tocando en cruz. Entonces violín bueno, perdonado de Dios […]».
Por donde ha sido
divulgada la palabra de Dios, ha transitado la del diablo y se ha buscado el
modo de extirparla. En las primeras oleadas de cristianización para transmitir
todo lo malo que significaba el diablo, los misioneros utilizaban el Supay que
originalmente significaba aquello que no se ve, aquello que anda por ahí, como
una especie de fantasma, los catequizadores relacionaron al supay con los
ídolos y predicas locales que había que extirpar por ser blasfemas, y así Supay
llego a tener el significado que hoy le conocemos, que engloba al diablo, al
pecado, a aquello que nos pesara si nos portamos mal y terminaremos en el
infierno.
Así amenazaban a nuestros
ancestros, que si se portaban incorrectamente y fuera de lo que manda la
predica cristiana se les aparecería el Supay y serian condenados al infierno.
Ya sea para el temor o la petición, el ‘nuevo’ Supay continuó en la imaginación
de los cristianos, hasta la actualidad, además de temerle, hoy participa en las
celebraciones mestizas, no por menos se baila la diablada en el altiplano
peruano-boliviano, le temen pero el mensaje de los misioneros ha logrado su
cometido, pues como prevalencia de la cosmovisión panteísta, hay gentes que le
peticionan a través de los brujos. La tentación mefistofélica es de Goethe como
la diablada lo es del altiplano, así antes de ellos otros hayan escrito al
respecto, el alemán la inmortalizó, si después de ello lo bailan en diferentes
partes del mundo, la danza se origina en
los andes.
El mismo MVll fue tildado
de diablo por Genaro Ledesma en la campaña fallida a la presidencia de la
Republica en 1990 ().
¿Cómo es el diablo?, podría ser un bello animal o bajo la apariencia de aquello
mas apetecido. En este caso el comunista Ledesma homologaba al escritor con Belcebú,
importaba poco que represente una opción diferente para el país, en un momento
de crisis económica y social aguda. El país estaba marcado con una predisposición
para el caos, en su libro El diablo en
Campaña, Álvaro Vargas Llosa señala:
«Su
estrépito económico, su turbulencia social, su complejidad geográfica y el
desfase entre su vida institucional y la vida de millones de peruanos de carne
y hueso hacen del Perú un caso sui
géneris. México, que también tiene una gran complejidad social, está mucho
más integrado y ha alcanzado un mestizaje mucho mayor» ().
En el caso de los
alemanes, que gente difícil para descubrir, su disciplina, sus modos de
comunicación, su revitalizado cine, cuantos testimonios de intento para
aprender su idioma o alcanzar a conocer su arte, es un desafío acceder a la
cultura de un pueblo con predisposición para el expresionismo:
«¡Los
alemanes son, por lo demás, gentes extrañas! Con su pensamiento profundo, con
las ideas que están buscando constantemente y en todo introducen, se hacen la
vida demasiado dura. ¡Ea! Tened el valor de dejaros llevar por vuestras
impresiones… y no penséis siempre que será vano todo lo que no sea una idea,
algún pensamiento abstracto» ().
A pesar de las reformas,
los años de barbarie que ocasionaron el terrorismo y la crisis económica
podrían resultar predecibles en un país tan confuso. A pesar de ser uno de los
países más desarrollados y cultos se permitieron formar una disciplinada
comparsa que sumió al mundo en una guerra mundial, dos pueblos que con tamañas
distancias han tenido por igual al diablo en sus existencias.
DE LOS ARCAÍSMOS A LOS ANGLICISMOS
Quisiera apuntar respecto
del lenguaje de los abogados, Palma en Don
Dimas de la tijereta utiliza los siguientes términos del foro: cartulario, ante mí, certifico, por improcedente, notificarla, alegato, hacer honor, festinación, fecho y actuado,
costas, pandectas, fuero juzgo.
Cumpa Pizarro es agudo al señalar que el lenguaje forense peruano se encuentra
lleno de arcaísmos, caprichos, frases hechas y redundancias, en relación a la
palabra fecho señala lo siguiente:
«En
español antiguo, en los tiempos en que Don Quijote andaba haciendo sus locuras
en la Mancha, ‘fecho’ era el participio pasivo del verbo ‘facer’, verbo éste
que equivalía al moderno hacer. Fecho, en consecuencia, era lo que hoy es
hecho, participio pasivo del verbo hacer. De modo que cuando—como en la
cita—algún juez ya cargado de años dice: ‘…y fecho, dése cuenta…’ está
queriendo decir que una vez cumplido o hecho lo que ordena (en ese caso, cursar
el oficio) se le dé cuenta, esto es, se le informe» ().
El lenguaje heredado o
importado nos juega malas pasadas. Las palabras habituales y técnicas tienen su
propia historia, incluso discurren por vías disimiles. La introducción de
términos anglosajones resulta en esta época la continuación de una jerga legal
en el ámbito local que al tener una recepción apresurada, o se distorsiona la
esencia de la figura jurídica o simplemente se le interpreta de manera
traslativa, de los ‘autos y vistos’ ‘el colegiado’, pasando por los ‘esta
judicializado’, ‘lo está viendo tribunales’ ‘está en sala’, hemos pasado a los barbarismos ‘plea
bargaining’ ‘cross examination’ ‘recovery’ estos últimos fuera de contexto o
adaptados forzadamente, sumemos a ellos a los contratos de consumo que se han
venido integrando a nuestro sistema jurídico. Existe equivocidad en los
términos y si son importados además se debe tomar en cuenta que el idioma es un
canal de transmisión cultural, lo que significa y para qué sirve en su lugar de
origen difiere de la cultura jurídica local, los trasplantes se deben hacer
tomando en cuenta un mínimo de comparación jurídica.
Haber heredado un leguaje
en desuso, fuera de época y redactar en difícil ha sido parte del estilo de vetustos
abogados y un gran número de magistrados, llenar de tecnicismos las sentencias,
el litigante la lee y no entenderá nada, salvo incrementar su desconfianza por
el sistema de justicia. A la hora de redactar el juez deberá imaginar como si
esa sentencia fuera dirigida hacia su persona y es donde se está decidiendo su
libertad o su patrimonio, por esa razón el litigante merece recibir en sus
fallos la mayor claridad posible. Dicha libertad no tiene porque alejarlo de la
técnica jurídica, simplemente debe despojarse de ese legado inútil de arcaísmos
y del lenguaje rebuscado. José Antonio González desarrolla en su artículo
respecto de las falsas precisiones en el lenguaje jurídico identificando 4
anomalías: a) la redacción
descuidada, b) la redacción
complicada, c) la redacción confusa, y d)
la redacción pretenciosa. El mismo González señala:
«Los
juristas, en su afán por no quedarse nada en el tintero y por dotar de
precisión a todo lo que dicen, tienden a construir párrafos extremadamente
largos, cargados de incisos y de frases subordinadas. También es cierto que esa
complicación formal puede estar originada por lo que Marilyn Frankenthaler y
Sofía Zahler consideran ‘La necesidad de emplear el lenguaje jurídico para
explicar conceptos complicados y hasta a veces retorcidos’, aunque esto último
sucede en muchas menos ocasiones de las que se pueden exponer como ejemplo de
búsqueda de precisión extrema para lo que, de por sí, no la exige ni la
necesita» ().
En la formación abogadil
el lenguaje del derecho ha sido absorbido con la idea primigenia de redactar
sentencias, cuando el mundo de la lengua del derecho es más rica, en esto
último debe reparar el docente y los jueces, casualmente el suscrito asistió a
una conferencia titulada Aprendiendo el
lenguaje del derecho, con una sentencia en mano el expositor no tardo en
mostrar que su discurso se basaría en como redactar una sentencia, reparando la
mayor parte del tiempo en el tipo penal correspondiente, sin mediar reparo en
el exceso y repetición de arcaísmos ni mucho menos en la calidad semántica de
la sentencia o el abuso en la extensión de las frases y redundancias:
«En
el lenguaje jurídico las palabras adquieren significados insospechados, por
regla general porque se confunde el significado de unas con la apariencia
formal de otras, en otro intento más por dotar de precisión a lo que, por su
propia esencia, carece de ella. Eso es lo que ha ocurrido, por poner un solo
ejemplo de entre los muchos posibles, con el adjetivo meritado, que a alguien en un determinado momento le pareció que
sonaba mejor (o que era más preciso) que el vulgar mencionado. En numerosos casos de nuestra legislación, y sobre todo
de nuestra jurisprudencia, meritado
se emplea en un sentido impropio, con un significado que no tiene» ().
Sea oportuno señalar que
material bibliográfico al respecto debe ser tomado en cuenta en los programas
de derecho, Retorica forense (1896)
de Miguel Antonio de la Lama que en su parte tercera denominada Redactoria plantea ejemplos sobre el
cuidado que se debe poner en la redacción de los escritos, El Derecho como tema literario (1996) discurso pronunciado por
Fernando de Trazegnies por motivo de su incorporación a la Academia Peruana de
la Lengua, La lengua del derecho y el derecho
de la lengua (2005) discurso pronunciado por Diego Valadés para su ingreso
a la Academia Mexicana de la Lengua, por citar algunos ejemplos.
LA PREVIA DE
FAUSTO A DON DIMAS
Fausto y el diablo
terminan siendo partes de un contrato, el estudioso caballero entregaría su
alma a cambio de gozar en vida los placeres máximos y llevar al clímax el
acceso al conocimiento. Como en el caso donde Jehová pone a prueba a Abraham al
señalare Dios que debe sacrificar a su hijo. Mefistófeles reta a Dios que podía
descarriar a uno de sus hijos más queridos (Fausto), quien tenía como máxima
aspiración acceder a todo aquello que se pudiera aprender y conocer en este
mundo terrenal, pues, hasta ese entonces, consideraba mundano lo que había
leído y escrito sobre la ciencia, no le era suficiente, después de intentar
diversos medios para alcanzar las virtudes máximas, queda frustrado consigo
mismo, señalando:
«He
estudiado ya Filosofía, Jurisprudencia, Medicina y también, por desgracia,
Teología, todo ello en profundidad extrema y con enconado esfuerzo. Y aquí me
veo, pobre loco, sin saber más que al principio. Tengo los títulos de
Licenciado y de Doctor y hará diez años que arrastro mis discípulos de arriba
abajo, en dirección recta o curva, y veo que no sabemos nada. Esto consume mi
corazón. Claro está que soy más sabio que todos esos necios doctores,
licenciados, escribanos y frailes; no me atormentan ni los escrúpulos ni las
dudas, ni temo al infierno ni al demonio».
Ante
toda esta tribulación, un can que había estado siguiendo a Fausto hasta su
casa, se transforma en el diablo. Entre los dos terminan haciendo el trato. El diablo
estará al servicio de Fausto en todo lo que el requiera mientras este con vida,
a cambio de que en la otra vida Fausto se pondrá a su servicio. Este contrato
deberá ser firmado con sangre, pues el diablo no se fía de las palabras, y así
se hace, con gotas de sangre es marcado el contrato con el puño y letra de
Fausto:
Mefistófeles: Hoy
mismo, en el banquete doctoral, cumpliré mi obligación como criado. ¡Sólo una
cosa! Por amor a la vida o a la muerte, te ruego que escribas unas líneas.
Fausto: Ah,
¿exiges algo escrito, pedante? ¿No has conocido nunca a un hombre de palabra?,
¿no es bastante que mi palabra empeñada haya dispuesto para siempre de mis
días? Si este mundo que corre en todos sus torrentes no me ha detenido, ¿lo
hará una promesa? Pero esta locura se ha apoderado de mi corazón, ¿quién se
atreverá a liberarme de ella? ¡Afortunado aquel que lleva la fidelidad en su
pecho!, ¡no hay sacrificio que le pese! Un pergamino escrito y sellado es un
fantasma que espanta a todos. La palabra muere en la pluma, y el papel y la
cera son los amos. ¿Qué deseas de mí, espíritu maligno? ¿Bronce, mármol,
pergamino o papel? ¿He de escribir con pizarrín, buril o pluma? Te dejo libre
la elección.
Mefistófeles: ¿Por
qué exageras con tanto calor tu charlatanería? Cualquier hojita valdrá.
Firmarás con una pequeña gota de tu sangre.
Fausto: Si te
hace ilusión, te seguiré en este grotesco juego.
Mefistófeles: La
sangre es un humor muy especial.
Fausto: No
temas que rompa la alianza. Lo que ahora mismo te prometo es el alcance de toda
mi fuerza. Me he engrandecido tanto que ya sólo pertenezco a tu rango. El gran
Espíritu me ha despreciado, ante mí se cierra la naturaleza. Se ha roto el hilo
del pensamiento, hace mucho que me asquean los saberes. ¡Que las pasiones que
arden dentro de mí se hundan en lo profundo de la sensualidad! ¡Que todo
milagro me espere dispuesto tras un velo mágico impenetrable! ¡Lancémonos a la
embriaguez del tiempo, a la sucesión de los acontecimientos! ¡Que se alternen
como quieran el dolor y el placer, el logro y la desazón!: solamente sin
descanso se pone el hombre en actividad.
Mefistófeles: No se
te impondrá ninguna medida ni se limitarán tus metas. Si te place picotear aquí
y allá y atrapar algo al vuelo, tendrás aquello que te deleite. No seas
estúpido y aférrate a mí.
Mayor perdición no sería
dicha ambición, sino el alimentar las más terrenales de las emociones y
necesidades, ser correspondido por Margarita, mujer de la cual se
sentía perdidamente atraído, el diablo ayudaría a que esta caiga en los brazos
de nuestro personaje, luego de una serie de muertes, entre ellas la de su
amada, Fausto termina quedándose solo, de consuelo haberle ganado la apuesta a Mefistófeles
y este a cumplir el trato, pues hasta en
el infierno hay leyes.
LA LITERALIDAD DEL CONTRATO EN DON DIMAS DE LA TIJERETA
Son conocidos los
ejemplos producto de la cotidianeidad e informalidad judicial que facilita un
escenario para hacer las cosas como dicta la palabra escrita, o firmar los
documentos sin leerlos, en el caso de la labor judicial, el ejemplo ordinario
es el de los proveídos que el asistente le alcanza al juez, la actividad de los
trabajadores judiciales hace que la rutina desplace a la racionalidad y despoje
de identidad a sus protagonistas, y el mensaje de sus sentencias recala en la
sociedad que seguirá el ejemplo de hacer las cosas de manera literal, ‘prohibido
el ingreso de vehículos’, ‘prohibido el ingreso de animales’, si el encargado
de seguridad interpreta al píe de la letra el aviso, o cuando un aviso prohíbe
el ingreso de perros y gatos, puede aparecer un hombre con un animal salvaje,
oso o tigre, considerando bajo su interpretación que el aviso solo va dirigido
a la prohibición del ingreso de animales domésticos, perros y gatos.
Sucedería lo mismo en
otro sentido, al ingresar un ciego con su perro guía a un establecimiento
comercial no se le permitiría el ingreso a raíz de que el vigilante se apoya en
la literalidad del aviso, ni a los que van en silla de ruedas dejara entrar por
considerarlo vehículo menor o transporte motorizado, o los avisos gráficos que
retratan la prohibición de pase de vehículos, y quien maneja un auto diferente
al que esta dibujado en la advertencia, considera que el mensaje no va dirigido
hacia él, y se estaciona. Se advertirá que estos ejemplos nadie se ha
preguntado cuál ha sido el objeto de la norma, los que se hayan cruzado en su
camino solo han reparado en su sentido explícito, y no al mensaje que contiene.
Cuando el intérprete no
se pregunta ni investiga la razón de ser de la ley o su espíritu, sino
simplemente atiende al significado literal, a lo que manifiestamente la norma
expresa, ha hecho uso del método literal. Sólo responde a la pregunta: ¿Qué
dice la norma?. Como el detestable ejemplo cuando ocurre la juramentación de
parlamentarios y previamente se acordó que solo deberían jurar brevemente y
sacan sus banderas, ofrecen discursos en lenguas nativas, realizan arengas en
recuerdo de sus generaciones pasadas, etc., y el congresista que dirige el
juramento encuentra como única manera de apercibimiento gritar: Oficial mayor
¡lea el reglamento!. Resulta rentable incumplir el mandato, pues finalmente
solo leerán la norma.
El método literal es el
primer contacto del estudiante con la interpretación jurídica, luctuosamente
apoyada por una educación que tiene como andamiaje a los códigos, además de
seguir su estructura, se hace verso cantado de sus artículos. Sera determinante
su utilidad si de la ley se realiza una lectura aplicada a la lógica del texto
jurídico y de la cual su aplicación no sea irracional y desatinada. No puede
terminar siendo un razonamiento gramatical. El método literal prohíbe el paso a
las preguntas ¿para qué fue la norma?, ¿Cuál es su finalidad?, ¿Cuál fue la
intención del legislador? Mucho menos interesa tomar en cuenta el enfoque sociológico,
económico o político que las normas pudieren contener.
Al respecto, las
tradiciones orales y la literatura peruana muestran un sinnúmero de ejemplos,
uno de ellos, el caso del viejo Don Dimas de la Tijereta (). De
quien se decía había nacido en el mismo pórtico donde hacían sus negocios los
abogados. La mención al Portal de
escribanos bien a la usanza que donde hacen la actividad o vive tal notable
se le coloca por añadidura su nombre al lugar, en este caso con sus palabras y
escritos, los abogados eran dueños de esa calle y ahí cayó el bautizo:
«Conocíale
el pueblo por tocayo del buen ladrón a quien don Jesucristo dio pasaporte para
entrar en la gloria; pues nombrábase don Dimas de la Tijereta, escribano de
número de la Real Audiencia y hombre que, a fuerza de dar fe, se había quedado
sin pizca de fe, porque en el oficio gastó en breve la poca que trajo al mundo»
().
Si somos creyentes y nos
vence la tentación, el fondo del asunto es dejar de cumplir con los
mandamientos cristianos, y no tener compromiso alguno con Dios, ¿Cómo nos ataca
el diablo?, con agilidad de palabra, nos invita sinuosamente a apetecer aquello
que nos está prohibido, como la mujer o el patrimonio del otro, Palma hace
mención que de Dimas se habían apoderado los tres enemigos del alma, La carne, El mundo y El demonio.
Ciertamente lo único que le faltaba al viejillo era vender su revejida alma, se
encontraba más allá del bien y del mal, al mismo tiempo era acomodado
económicamente fruto de sus leguleyadas, ese patrimonio le serviría para
afrontar el costo de sus tentaciones:
Gente estudiosa la raza
de abogados, mas han sido blanco de retratos caricaturescos por donde se le
mire, y no es de extrañar que Palma certifique del mismo modo, sin mayores
preámbulos señala que a los abogados ni les debe ni les cobra, también entra a
equiparar a la mujer con el pecado, pero que no es toda su culpa ya que como
buenos adanes también nos gustaba la manzana prohibida, ‘viejo verde’ o como el
buen vino sabio amante, es que a Dimas le dio por enamorarse de una damita con
olor a virgen, antes de verla por primera vez, el cartulario cuidaba su dinero
al extremo de poder ser reconocido como tacaño, ya con la muchacha en ciernes,
a trabajar con el bolsillo abierto para los regalos y demás cortesías en pos de
su corazón, sabiendo el interés del viejillo eso hacía que la chica se aleje
mas y este juego morboso al viejo lo traía más interesado.
«[Dimas]
Se enamoró hasta la coronilla de Visitación, gentil muchacha de veinte
primaveras, con un palmito y un donaire y un aquel capaces de tentar al
mismísimo general de los padres beletmitas, una cintura pulida y remonona de
esas de mírame y no me toques, labios colorados como guindas, dientes como
almendrucos, ojos como dos luceros y más matadores que espada y basto en el
juego de tresillo o rocambor. ¡Cuando yo digo que la moza era un pimpollo a
carta cabal!» ().
A poco de irse a la tumba
el rancio avaro y huraño ahí se puso a husmear a la joven y virginal Visitación,
quien generaba en el anciano escribano los deseos carnales dignos del
libidinoso emperador Calígula, en voz alta clamaba sus apetitos ¡Daría mi alma
al Diablo por obtener el amor de Visitación!». En el acto se le apareció un emisario
del Diablo, que con pluma y tinta en mano ofreció cumplir sus deseos a cambio
de su alma y para ello a firmar un contrato.
Al resabido hombre de
leyes no le tomó ni un segundo ver la forma de sacar provecho de esa transacción,
para lo cual accedió a la firma, previa inclusión de una clausula en que se
insertara la palabra ‘almilla’. —Esta venta del alma ha sido retratada hasta en
la serie animada Los Simpson donde
Bart le vende por cinco dólares su alma a Milhouse a causa de ello ni las
puertas eléctricas se le habrían, los locos se le acercaban y los perros lo
aborrecían, se había vuelto la reencarnación de judas, un maldito. Con el alma
no se juega—.
La tía de Visitación le
entraba al cuento, de aprovechar la gracia y juventud de su sobrina (), por
su casa desfilarían pretendientes acomodados, el sebo era su belleza bien
manipulada por la pariente que según cuenta Palma unos años más tarde seria
castigada por la santa inquisición con paseada y todo por las calles de Lima. El
viejo Dimas cortejaba todas las noches a la niña, para esta chiquilla era como
un deporte oír a los hombres dulces palabras, que mas aun si venían del viejo
abogado cantaba para sus adentros, sabía muy bien todo lo que su corazón
producía en el escribano y a seguirle el juego pero sin soltar prenda. Llegada
la hora de la declaración la joven puso en vereda al escribano, pues más que un
galán pasaba como lo que era un viejo hereje, ya echado de la casa hundido en
sus pensamientos el tradicionalista relata cómo es que este viejo termino
vendiendo su «almilla»:
«Para
mi santiguada que es trajín el que llevo con esa fregona que la da de honesta y
marisabidilla, cuando yo me sé de ella milagros de más calibre que los que reza
el Flos-Sanctorum. ¡Venga un diablo
cualquiera y llévese mi almilla, en cambio del amor de esa caprichosa
criatura!» ().
Prestándole oído a tal
petición el diablo mayor, envió a uno de sus empleados que vaya a darle gusto a
este que entregaba su alma, ¿cómo es el diablo? con cuernos, feo a los ojos ¿impresionante
como Hellboy? este según Palma mas de «bonita estampa, muy zalamero y decidor»,
le señala que son se escatime en gastos, ni nada de regatear precios, señala su
jefe que de tacaño nada tiene si es que hay una presa, Palma se excusa de que
nada sabe de que hablaron el diablillo y el escribano solo apunta el texto del
contrato que dice:
«Conste
que yo, don Dimas de la Tijereta, cedo mi almilla al rey de los abismos en
cambio del amor y posesión de una mujer. Ítem,
me obligo a satisfacer la deuda de la fecha en tres años. Y aquí seguían las
firmas de las altas partes contratantes y el sello del demonio» ().
Este diablo mensajero que
no reducía sus reflexiones a la literalidad de las palabras, accedió a la petición
considerando que se trataba de una forma displicente de referirse a la palabra
alma, y así se firmó el contrato, el alma prometida y la joven terriblemente
enamorada del viejo escribano. De inmediato el anciano volvió a su lugar y
apareció la chica arrojada a sus brazos, el contrato venía siendo cumplido tal
cual se había firmado, el tradicionalista señala: «Lilit había encendido en el corazón de la
pobre muchacha el fuego de Lais, y en sus sentidos la desvergonzada lubricidad
de Mesalina»:
«Como
no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, pasaron, día por día,
tres años como tres berenjenas, y llegó el día en que Tijereta tuviese que
hacer honor a su firma. Arrastrado por una fuerza superior y sin darse cuenta
de ello, se encontró en un verbo transportado al cerro de las Ramas, que hasta
en eso fue el diablo puntilloso y quiso ser pagado en el mismo sitio y hora en
que se extendió el contrato» ().
Pero el diablo la tendría
más difícil, al requerirlo al actuario por su alma, pretendía leerle las manos
a un ducho gitano, el decrepito se desnudó y le entrego sus interiores de
arriba, «¡eh ahí mi almilla!» le señaló al comisionado infernal. Y así quería
que se considere pagada la deuda, el diablillo no lo tomaba en serio, y el
escribano seguía en su proceder hasta querer entregarle el jubón y señalarle
deuda pagada y a devolverle el papel firmado. El diablo echo a reír:
«Lilit: Y ¿qué quiere usarced que haga
con esta prenda?
Dimas: ¡Toma!
Esa prenda se llama almilla, y eso es lo que yo he vendido y a lo que estoy
obligado. Carta canta. Repase usarced, señor diabolín, el contrato, y si tiene
conciencia se dará por bien pagado. ¡Como que esa almilla me costó una onza,
como un ojo de buey, en la tienda de Pacheco!
Lilit. Yo no
entiendo de tracamandanas, señor don Dimas. Véngase conmigo y guarde sus
palabras en el pecho para cuando esté delante de mi amo.
Y
en esto expiró el minuto, y Lilit se echó al hombro a Tijereta, colándose con
él de rondón en el infierno. Por el camino gritaba a voz en cuello el escribano
que había festinación en el procedimiento de Lilit, que todo lo fecho y actuado
era nulo y contra ley, y amenazaba al diablo alguacil con que si encontraba
gente de justicia en el otro barrio le entablaría pleito, y por lo menos lo haría
condenar en costas» ().
No valió su astucia, el
diablo cargó con todo el viejo y se lo llevo derecho al infierno, ahí
comenzaría el duelo por determinar quien tenía razón, como dirimente entraría el
amo de las tinieblas. En la confrontación y alegatos —previa vista del contrato—
el viejo leguleyo reclamó la lectura de la palabra almilla en el diccionario,
que a la letra decía «especie de jubón ajustado al cuerpo». Demostrando que
hasta en el averno había justicia y cero arbitrariedades mundanas, se dictó
sentencia a favor del escribano y así regresó al mundo terrenal con un veredicto
favorable en su haber, los ardides le habían funcionado al escribano hasta en
el mundo de abajo:
«Afortunadamente
para Tijereta no se había introducido por entonces en el infierno el uso de
papel sellado, que acá sobre la tierra hace interminable un proceso, y en breve
rato vio fallada su causa en primera y segunda instancia. Sin citar las
Pandectas ni el Fuero Juzgo, y con sólo la autoridad del Diccionario de la lengua,
probó el tunante su buen derecho; y los jueces, que en vida fueron
probablemente literatos y académicos, ordenaron que sin pérdida de tiempo se le
diese soltura, y que Lilit lo guiase por los vericuetos infernales hasta
dejarlo sano y salvo en la puerta de su casa. Cumplióse la sentencia al pie de
la letra, en lo que dio Satanás una prueba de que las leyes en el infierno no
son, como en el mundo, conculcadas por el que manda y buenas sólo para
escritas. Pero destruido el diabólico hechizo, se encontró don Dimas con que
Visitación lo había abandonado corriendo a encerrarse en un beaterío, siguiendo
la añeja máxima de dar a Dios el hueso después de haber regalado la carne al
demonio» ().
Y así que igual el diablo
se quedo con la almilla, queda desde entonces que los escribanos no usan
interiores en la parte de arriba, que un mínimo frio le cae como pulmonía al
abogado, desde ese entonces tal es la
fama de los abogados en el infierno que ni ahí se les acepta, Palma en sus
palabras compara el destino del alma del escribano con la de judas Iscariote,
que después del suicido a modo de saldar deudas por la traición, a su alma se
le negó en todo lado de este mundo y de los otros a darle posada, y tal es así
que tuvo que regresar su alma a este mundo muriendo de frio y sin cuerpo donde
guarecerse hasta que paso por ahí un usurero:
«Acertó
a pasar por casualidad un usurero, de cuyo cuerpo hacía tiempo que había
emigrado el alma cansada de soportar picardías, y la de Judas dijo: —aquí que
no peco—, y se aposentó en la humanidad del avaro. Desde entonces se dice que
los usureros tienen alma de Judas» ().
Vencido el plazo,
resuelto el litigio, acabó el conjuro. La mujer advirtiendo haber sido poseída de
la pura vergüenza de haber entregado el cuerpo al anciano, decidió que lo que
le restaba de vida se la pasaría en un convento de clausura y así limpiar, al
menos su conciencia. Pero más reproche debió hacerse el diablo que para no andar
en interpretaciones literarias que le hagan regatear un alma, lo más conveniente
en adelante es que extenderá contratos con clausulas generales que evitaran negociaciones
previas y a la hora de exigir su cumplimiento no será librado a los dichos de
sus clientes. Bastara buena publicidad que asegure la demanda para caer en
pecado.
LOS
PROTAGONISTAS AL PIE DE LA LETRA
El píe juntillas de la
ley reproduce su símil en la actividad judicial, esta queda retratada en La pregunta de sus ojos (2005) novela
que sirvió de inspiración para la película El
secreto de sus ojos (2009). La portada del libro retrata a un empleado de
juzgado trepando en un andamio lleno de expedientes en el archivo judicial.
Esplendida aventura, su adaptación al cine resulta una interacción del texto, y
el trabajo visual mantiene la calidad, con un guión que le brinda pasajes que
no se encuentran en la novela, este Legal
Thriller brinda una severa crítica respecto de que se hacen con los
expedientes que no cuentan con un interesado en empujar el andamiaje judicial, simplemente pasado tres meses a
declararlo sobreseído. Es así que la
ley es la ley para los jueces, y sus allegados ahí con prisa agitando el cuerpo
para las actividades predispuestas.
Una de las tramas de la obra manifiesta el trabajo y
clases de secretarios que existen en un despacho, desde aquellos dedicados
profundamente a sus quehaceres, como aquellos lambiscones y aduladores de sus
magistrados, sin importar que estos sean mediocres o creyentes que por su ‘potencial’,
mañana mismo tienen que ascender a la instancia superior en el cargo, dos
protagonistas de la novela —que son secretarios—, le juegan una broma a su juez
para manifestar que les había tocado trabajar para un pelotudo. Después que Benjamín
Chaparro (Pro-secretario, eterno aspirante a abogado) y su asistente Pablo Sandoval
(Cuando beodo el mejor sastre judicial, cuando lucido extraordinario perito) le
hacen firmar a su Juez y a su Secretario personal documentos con fecha anterior
para continuar la investigación de un crimen. Sandoval le comenta a Chaparro
«El día en que los boludos hagan una fiesta, estos dos reciben a los demás en
la puerta, les sirven los refrescos, les ofrecen torta, encabezan el brindis y
les limpian las miguitas de los labios», los rituales y actividades repetidas hacían
actuar a estos hombres de papel sellado mas como maquinas automáticas que seres
razonables, a firmar los proveídos y demás escritos sin leerlos, mas por
aburrimiento que por confianza. Así al pie de la letra no solo es la ley sino
una gran poca de la propia actividad judicial.
. Desde Le diable au convent (1899) de Georges Méliès, hasta Devil (2010) dirigida por John Erick
Dowdle, la presentación del diablo supera las cien películas, del mismo modo ha
aparecido intensamente en diversos pasajes televisivos, desde las caricaturas a
esplendidos asesores o reinas de belleza.
. Norden, Martin F. The Changing Face of
Evil in Film and Television. Nueva York: Rodopi, 2007.
. León Barandiarán, José. La
Constitución alemana de 1919.
Lima: Impr. Minerva, 1930.
. Ribeyro,
Julio Ramón. La tentación del fracaso.
2Ed. Barcelona: Seix Barral, 2003. p. 176.
. Ribeyro,
Julio Ramón. Cartas a Juan Antonio - Tomo
I 1953 – 1958. Lima: Jaime Campodónico Editor, 1996. pp. 54-55.
. Vargas
Llosa, Álvaro. El diablo en
campaña. Madrid: Aguilar, 1991.
. Eckermann,
Johann Peter. Conversaciones con Goethe.
. Cumpa
Pizarro, Raúl. El lenguaje de los
Abogados en el banquillo. s/e, s/f. 2001. p. 21.
. González
Salgado, José Antonio. «El lenguaje jurídico del siglo XXI». Themis, N° 57, 2009, pp. 240-241.
. Palma,
Ricardo. Don Dimas de la Tijereta - Cuento
de viejas que trata de cómo un escribano le ganó un pleito al diablo. En: Tradiciones Peruanas. Tomo I. Madrid:
Espasa-Calpe, 1945, pp. 5-13.
. Se utiliza el mismo argumento en el
cuento Interior L de Julio Ramón Ribeyro.